El Museo Diocesano de Arte Sacro de Orihuela organiza una nueva muestra expositiva con la imagen de San Francisco de Paula, procedente de los almacenes del museo, y recuperada en los talleres del centro museístico por el restaurador de bienes culturales don Alfredo Guillén Castro.

 

A partir de este próximo jueves, 19 de diciembre y hasta marzo de 2025 se podrá visitar la exposición CHARITAS, situada en la Sala 0 del museo, en la antigua cochera del Palacio Episcopal, donde se podrá conocer una escultura desconocida de San Francisco de Paula (anónimo, siglo XVII), así como su proceso de restauración. Durante la intervención de esta pieza escultórica, se han recuperado las vestimentas originales de la imagen, pues poseía dos túnicas de los siglos XVII y XIX.

La muestra expositiva profundiza en la historia y la iconografía de San Francisco de Paula, fundado de la Orden de los Mínimos, históricamente con presencia en la Vega Baja, en concreto en Almoradí, y en el proceso de recuperación de una obra escultórica de gran valor histórico – artístico y desconocida hasta la actualidad.

 

SAN FRANCISCO DE PAULA

 

Esta obra escultórica de vestir, con estructura de devanadera, representa a San Francisco de Paula (1416-1507), fundador de la orden de los Mínimos. Esta orden, conocida también como los frailes menores, adoptó su nombre debido a que sus religiosos se consideraban los «últimos siervos de la casa del Señor». Además de los tres votos tradicionales de castidad, obediencia y pobreza, los Mínimos incorporaron un cuarto: el de la humildad.

 

El santo de Calabria mantuvo una estrecha relación con la corte francesa, ya que, a petición de su rey, Luis XI, viajó a Francia, para ayudarle a morir en paz. Allí residió por espacio de 26 años falleciendo el 2 de abril de 1508. Sus milagros y la petición del monarca francés Francisco I motivaron que fuese canonizado pocos años después, en 1519, por el Papa León X.

 

La escultura que aquí presentamos, luce los atributos propios de su iconografía tradicional, es decir, representado como un anciano de amplia barba gris, ataviado con el hábito propio de los frailes mínimos, la cabeza cubierta por la capucha, y una diadema de bronce dorado. Aunque no conserva el bastón donde se apoyaba, y llevaba el lema “CHARITAS”, el ademán de su postura indica que así lo portaba originalmente. Esta expresión hace referencia a uno de sus milagros más populares, según la tradición, se le apareció San Miguel llevando un escudo dorado, resplandeciente como el sol donde estaba inscrita la palabra caridad en latín. El arcángel le entregó el escudo y le sugirió que fuese el emblema de su orden.

 

La escultura se debe situar en el siglo XVII, de escultor anónimo, procede de los fondos del área de reserva del Museo Diocesano de Arte Sacro de Orihuela. Su autor ha representado al santo con la fisiognomía característica que se muestra en los grabados devocionales que circulaban por aquellos años y que siguen el retrato original que realizó por encargo de Luis XII el pintor de la corte francesa Jean Bourdichon, basado en la máscara funeraria del cadáver del santo.

 

En este sentido, la característica nariz aguileña y prominente, así como la mirada perdida, su carácter ascético, y la severidad de su rostro han sido perfectamente plasmadas por el escultor como verdadera efigie de San Francisco de Paula. Por otra parte, conserva dos atuendos antiguos: uno realizado en el siglo XIX en tafetán marrón con bordados en oro, entre ellos, el lema CHARITAS situado en su pecho, y un segundo, más antiguo, del siglo XVII, tejido de terciopelo marrón. Asimismo, conserva su peana original policromada y dorada con pequeños angelitos esculpidos.

 

PROCESO DE RESTAURACIÓN

 

Diagnóstico Inicial

El estado de conservación era estable, presentando patologías estructurales y estéticas. Se identificaron grietas significativas causadas por la dilatación de la madera, comprometiendo la estabilidad de la mascarilla facial. Las manos presentaban pérdida volumétrica, con especial afectación en los dedos, mientras que el desgaste era evidente en el cabello, particularmente en la parte posterior. Adicionalmente, una intervención inadecuada en la pierna derecha dejó signos de desgaste y mala fijación, poniendo en riesgo la integridad estructural. La corrosión afectaba los elementos metálicos del nimbo, y las vestiduras mostraban desgarros y pérdida de hilos metálicos decorativos, afectando su integridad visual.

 

Intervenciones Realizadas

El proceso de restauración abordó de manera integral las problemáticas identificadas, comenzando con la consolidación de la estructura de madera. Se efectuó una limpieza mecánica y química mediante el uso de micro aspiración y soluciones acuosas con tensioactivos de pH neutro, lo que permitió eliminar depósitos de suciedad sin comprometer la superficie. Las grietas fueron selladas utilizando resina epoxi, garantizando una estabilidad estructural óptima sin alterar la flexibilidad inherente del soporte lignario.

 

La restauración de las manos fue uno de los aspectos más complejos. Se realizó una digitalización 3D para reconstruir virtualmente los dedos faltantes, asegurando una precisión absoluta en las proporciones. Las piezas fueron fijadas mediante imanes de neodimio, una solución innovadora que permite el desmontaje sin afectar la integridad del soporte original, y posteriormente impresas en resina epóxica con pigmentación adecuada para respetar la policromía histórica.

 

Los elementos metálicos del nimbo fueron sometidos a una limpieza minuciosa mecánica con y cepillos para eliminar la corrosión. Se aplicó benzotriazol como inhibidor de corrosión, seguido de una capa protectora de resina microcristalina para asegurar su preservación a largo plazo.

 

En cuanto a las vestiduras, se llevaron a cabo limpiezas en seco y en húmedo, utilizando soluciones específicas para preservar las fibras textiles. Se reintegraron los hilos metálicos mediante micro bordados y se aplicaron injertos textiles en zonas vulnerables, garantizando la estabilidad futura de las piezas. Las técnicas tradicionales fueron respetadas en todo momento, preservando la autenticidad de los materiales originales.

 

La reintegración de la base incluyó la restauración del dorado mediante la aplicación de estuco en las lagunas y guache rojizo, seguido de polvo de oro. Las diferencias entre el oro original y la reintegración son discernibles para mantener la coherencia visual y la autenticidad histórica.